Y trancurría el año 62 a.c. Catilina, con su cohorte de jóvenes corruptos y sin escrúpulos había planificado quedarse con las instituciones del Estado, ponerlo al servicio de su avaricia y de la sed de rapiña de sus allegados. Cicerón, reune pruebas de la conspiración, de las intrigas para acabar con su vida y se presenta al Senado para hacerlas públicas para que Catilina sea condenado por su infamia. El conspirador corrupto y chulesco de presenta a la misma sesión y Cicerón lejos de amedrantarse pronuncia una diatriba que ha permanecido viva, por su valentía y firmeza, a lo largo de todos estos siglos:
Quousque tandem, Catilina, abutere patientia nostra? O tempora! O mores! Senatus haec intellegit, consul videt: hic tamen vivit. ¿Hasta cuándo, Catilina, vas a seguir abusando de nuestra paciencia? ¡Oh tiempos! ¡Oh costumbres! La patria está en peligro, el cónsul amenazado de muerte, y tú, el causante de todos estos males, vives.
Hoy dos milenios después me valen las palabras del poeta:
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde ésta a aquella comarca. (León Felipe)
Cicerón Baltasar Garzón reúne pruebas de la mayor trama corrupta, señala los Catilinas Correa que medran por todos los estamentos e instituciones públicas robando para satisfacer sus ansias de vida libertina y de ostentación, pero el Senado Tribunal Supremo se erige en altavoz servicial de los Catilinas, ignora las pruebas desprecia la honradez, da pábulo a las mentiras y calumnias, convierte al acusador en acusado y al inocente en culpable.
Quousque tandem, Catilina Tribunal Supremo, abutere patientia nostra? O tempora! O mores! Senatus haec intellegit, consul videt: hic tamen vivit.
Me gustaría decir que estoy enfadado, enojado, crispado, encolerizado, iracundo, enfurecido, exasperado, irritado, perplejo, confuso, mosqueado... pero no encuentro el adjetivo con el que describir el estado de ánimo que esta situación me provoca. Todos son insuficientes y demasiado poca cosa para calificar lo que siento.
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