lunes, febrero 12, 2007

La viperina lengua de David Madí

Los hay que no tienen límite o que viven permanentemente en la tontuna. Tal es el caso del zafio y burdo David Madí que, no contento con la inmensa estupidez de sus vídeos y mensajes electorales, ha vuelto a la carga con la zafiedad de inferir de las palabras de José Montilla de "desleal y profundamente antipatriota", refiriéndose al comportamiento del PP, que el president de la Generalitat se ha declarado "patriota español y nosotros constatamos que quien preside la Generalitat es un presidente españolista".

Que virtud para decir lo que no se ha dicho, para arrogarse la facultad de repartir carnés de buen o mal catalán, para lanzar puyas insidiosas y, al igual que el PP en España, no aceptar que las urnas los apartaron del poder.

Por otra parte, alguien le tendría que recordar a David Madí que la Generalitat es el la máxima representación del autogobierno de los catalanes y forma parte de las instituciones del Estado.

Aunque a Madí no le guste hay catalanes que se sienten tan catalanes como españoles y españoles que han defendido las instituciones catalanas. No es repartiendo acreditaciones de "catalán viejo y de sangre", ni intentando separar a los que aquí vivimos como se construye país, sino con el esfuerzo cotidiano para mejorar la calidad de vida y el bienestar.

David: Por el bien de Catalunya y de los catalanes utiliza tu cerebro para trabajar un poco más y mentir un poco menos.

Cobardias ante las mentiras

Entre los medios de comunicación y comentaristas políticos más progresistas se está imponiendo una falsa equidistancia respecto a los úlimos sucesos políticos y, especialmente, en relación a las actuaciones de determinados jueces.

Sin pudor afirman que la crispación política i la politización de la judicatura se ha de repartir por igual entre los grandes partidos políticos, es decir, PSOE y PP.

Es una falacia, un falso pudor que puede inducir a error al ciudadano medio que vive de la immediatez de la noticia y que carece de tiempo para analizar en profundidad los orígenes y causas, nombres y afiliación política de los crispadores.

Las situaciones no son neutras, cualquier acción que implique enfrentamiento viene dada porque hay un agresor (crispador) y un agredido. Este falso tono de neutralidad que pretender estar por encima del bien y del mal, tiene un resultado evidente: no señalar al causante de la crispación y extender la idea de que todos los políticos son iguales. Y a eso digo no, hemos de decir no, porque esa es otra mentira, tan dañiña, al menos, como las mentiras de los crispadores.

A la falsedad no se le puede conbatir con otra falsedad, sino con la verdad pura y simple: señalando la mentira y a quién la dice.

Neutralidad, lenguaje politicamente correcto, equidistancia,... no dejan de ser cobardia ante la mentira y exculpación de los propagadores de falsas verdades.

viernes, febrero 09, 2007

Jueces peligrosos

Jueces antidemocráticos

Vistas las últimas decisiones de algunos magistrados, salas y órganos de gobierno del poder judicial, no puedo dejar de pensar que han conculcado el principio de imparcialidad, exigible en todo momento y actuación, por la entrepierna.

El Tribunal Constitucional se pronuncia (¿juzga?) dos veces un mismo hecho: la recusación del magistrado Pablo Perez Tremps y emite (¿sentencia?) dos veredictos radicalmente diferentes; el pleno de la Audiencia Nacional desautoriza a la Sala que juzga el caso de Juana Chaos; el Consejo del Poder Judicial, emite dictámenes sobre temas que no son de su competencia; vocales del CPJ desautorizan las labor de investigación de juez instructor del caso del 11-M; el presidente del Consejo del Poder Judicial, compara aprender a bailar sevillanas con el aprendizaje del catalan; deniegan el amparo solicitado por el juez Garzon y corren presurosos a atacar al lendakari;…

Sin disimulos han trocado el papel de imparcialidad por el de sumisión a los dictados e intereses del PP. Se han convertido en el brazo armado de la ley contra la voluntad popular, en el caso del Estatut d’Autonomia de Catalunya no puede olvidarse que es una ley aprovada por el Parlament de Catalunya,las Cortes (representación máxima de la soberanía nacional) y en referéndum por el pueblo Catalunya.

Cuando toman parte y juegan a favor de los intereses de un partido estan dejando de lado la imparcialidad con la que deberían actuar y generando indefensión e inseguridad jurídica. Han ido más allá de los límites de lo razonable y de sus competencias para jugar en el campo de los intereses electoralistas del PP. Han judicializado la vida política y han politizado la vida judicial.

Son extralimitaciones que, sin duda, comportan un tufo antidemocrático.

La infabilidad del poder judicial

Confieso que en los últimos días me ha dado por creer que un importante sector de la judicatura española se cree investido del principio papal de infabilidad. Ellos tienen la verdad absoluta y por lo tanto no están sujetos a error (los equivocados son los demás).

Sus sentencias están impregnadas de su particular concepción y valores. Escritas desde el convencimiento de ser los guardianes de las esencias y el último bastión contra los infieles.

Han olvidado que una sentencia fija la condena o absolución del encausado de acuerdo a lo establecido en la ley y con las garantías que esta fija. La sentencia es un acto racional, tasado en la ley que nace de un sistema acordado libremente por los hombres y mujeres de una sociedad. Y ellos, los jueces, son meros administradores o aplicadores de lo establecido, nada ni nadie les otorga más poder que el establecido en la ley.

Aunque se crean infalibles la estan pifiando una vez tras otra e incurriendo en ilegalidades manifiestas.

Los jueces en la sociedad moderna: ¿poder judicial o funcionarios?

Montesquieu definió la separación de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Fue un avance en la construcción de las sociedades democráticas modernas, pero desde entonces han pasado siglos y lo que en su momento fue motor de progreso, hoy puede convertirse en un lastre.

La separación de poderes, no hay que olvidarlo, nació al calor del empirismo y del racionalismo ahí radica su virtud, sin embargo, hoy, es un dogma incuestionable. En este punto se ha de hacer notar que empirismo y dogma son antitéticos y, por lo tanto, habría que, revisar de nuevo la teoría y su aplicación.

La separación de poderes es necesaria y hay que mantenerla. No obstante hay que señalar el proceso de constitución de cada uno de ellos:

El poder legislativo y ejecutivo nacen de la elección por sufragio universal y para un periodo de tiempo determinado. Es decir, son la expresión de la voluntad popular o, si se quiere, son los representantes del pueblo soberano.

El poder judicial surge, fundamentalmente, de unas oposiciones y en algunos casos es el reconocimiento a una trayectoria profesional (4ª turno) y se adquiere la condición de juez de por vida.

Así pues, ¿puede un funcionario que desarrolla su trabajo por haber ganado unas oposiciones bloquear con sus decisiones la vida política de un país?, ¿está legitimado para ello?

Ningún ciudadano les ha otorgado esta prerrogativa, nadie los ha elegido para desempeñar una función que vaya más allá de la administración de justicia.

Se me presenta además otro problema de lógica. El funcionario, juez en este caso, lo es de por vida, ¿puede algún poder democrático ir más allá del mandato tasado?.