viernes, junio 20, 2008

Requiem por la universidad catalana

Siempre había pensado que lo más importante de la universidad era la capacidad docente y de transmisión de conocimientos de los profesores. Creía que la sociedad del conocimiento pasaba por tener los mejores bioquímicos, el número uno de los ingenieros, al filósofo mejor preparado,... y nunca se me ocurrió que la condición previa para tener a los mejores fuera la acreditación del nivel C de catalan, que es el requisito aprobado el 11 de junio por el Consell Interuniversitari de Catalunya.
O el Consell Interuniversitari y los rectores -excepto el de la UAB- creen que los mejores del mundo mundial son catalanes o que el catalan es la lengua universal de la comunidad científica internacional o, directamente, la han marrado cerrando puertas al conocimiento de allende de nuestras fronteras.
Recientemente escuchaba a un responsable político quejarse que los estudiantes de Erasmus vienen a Barcelona, hacen su estancia docente y no se quedan. Ahí tiene un por qué.
El conocimiento y el talento pueden expresarse en 1.000 lenguas, imponer 1 es desaprovechar 999.
Si he elegir entre el mejor médico o el médico que mejor sepa catalan yo siempre preferiré al mejor médico.
El provincianismo siempre ha sido sinónimo de atraso. Por el contrario, la mezcla cultural, étnica y lingüística han sido motores de conocimiento y progreso.
Es triste y lamentable que la universidad catalana en lugar de abrir puertas y ventanas las haya cerrado. El catalan no se protege aislándolo, sino abriéndolo al mundo, consiguiendo tener a los mejores y que cuando estos vuelvan a sus pasises sean los embajadores de una lengua y una cultura que sabe acogerlos -como otrora hizo con muchos de nosotros- y que sin imposiciones supo darnos lo mejor de ella misma y nosotros le correspondimos haciéndola nuestra.
Jo sóc un andalús orgullós de parlar i escriure en català, encara que no tingui el nivell C.