La sociedad está adormecida, inapetente, confusa, anoréxica,... Los agoreros siembran el miedo. La incertidumbre florece. La alegría desaparece, las risas se ausentan, la felicidad da pavor y las personas se ahogan entre lodazales de oscuros individualismos. Se pierde la confianza en uno mismo y en los demás, las fuerzas renquean frente al castigo inmisericorde de atronadores anuncios de desgracias venideras.
Es hora de aventar las tinieblas, levantar la mirada, extender la mano y palpar para ver que no estamos solos. De gritar con todas nuestras fuerzas ¡Bata ya!. De levantarnos y construir lo que siempre hemos soñado.
El oscurantismo no es permanente e inmutable, es el arma que los poderosos siempre han usado para doblegar la razón y conformar conciencias sumisas a sus intereses.
Rebeldía frente a sumisión
La rebeldía y el espíritu crítico tienen la llave que abre de par en par puertas y ventanas para entre la luz que ilumina las conciencias.
Hay que recuperar la sonrisa, el placer por el encuentro con el amigo, la calidez de un apretón de manos, el ósculo que nos acaricia, la intersección de nuestras miradas y la confianza en el otro. El yo que crece entre el nosotros, el gusto por lo sencillo, el placer de ser, la armonía con cuanto nos rodea.
Libertad, seguridad, felicidad... es todo cuanto necesitamos. La vida es eso: pequeñas cosas que no se pueden comprar ni vender, que ningún mercader de fastos y oropeles puede acaparar.
Ahí empieza el cambio. Yo lo deseo, ¿y tu?
No hay comentarios:
Publicar un comentario