martes, septiembre 05, 2017

Menos demagogia y más lírica

Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre... (León Felipe)


Vivimos tiempos en los que todo son cuentos, en los que la mentira ha acabado volviéndose verdad y las verdaderas intenciones se esconden con eufemismos que pueden sonar bien, pero cuando hablan de paz quieren decir guerra.
El "procés" es una trinchera cavada por indepes y unionistas. Es una enorme trampa dialéctica que carcome los cimientos de la convivencia de una sociedad que mira incrédula y escèptica a quienes, por puro egoismo y afán de poder y dominación, no dejan de lanzarse diatribas cargadas de intereses espurios por un mal contabilizado beneficio electoral. Los "unos" y los "otros" cargan su vocabulario de dardos envenenados, al mismo tiempo, ambos se proclaman defensores de la libertad mientras el ciudadano común, el que cada dia va a trabajar o intenta buscarlo, los observa incrédulo y mira para otro lado.
Pero esto no es algo exclusivo de España o de Cataluña, ni tan siquiera de regímenes dictatoriales. ¿Qué tienen en común Donald Trump y su "América first", Teresa May y su brexit, Rodrigo Duterte y su incitación constante a la violencia y al asesinato, Viktor Oban y sus vallas antiemigración, Beate Szydlo y su perversión del estado de derecho, o Tayyip Erdogan y su persecución de todo y de todos los que no esten con él?. Todos fueron elegidos mediante procesos democráticos a los que nada hay que objetar, pero todos ellos mintieron cuando decían defender a los mas débiles y combatir a los poderosos  ocultando sus verdaderas intenciones.
Las urnas y la democracia no son el peligro ni la causa de sus desatinos peros a veces, en su nombre pueden cometerse las mayores aberracciones y abusos y solo hay una manera de enfrentarse a este peligro: teniendo pueblos y personas informadas, anteponiendo el debate a las banderas y la verdad a la demagogia. Mucho me temo que tras algunas peticiones de urnas y solo de urnas sin un diálogo previo se amaguen intenciones inconfesbles y mentiras como las que llevaron a la ciudadania de Gran Bretaña a votar su salida de la UE.

Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.

En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado.(George Brassens) 


Existe un nexo común entre todos los nacionalismos, independientemente de la bandera que enarbolen: la supremacía, creerse mejores y superiores a los "otros", siendo los "otros" un enemigo al que se ha de vencer y destruir. Y en esas estamos. La racionalidad es sustituida por la más terrible de las ambiciones: ser los dueños de un territorio para imponer su doctrina y dognas.
El pensamiento nacionalista se enmascara tras verdades absolutas no sujetas a la crítica de la razón. Es dogmático y se presenta como tabla de salvación. Su mesianismo, místico y redentor, no admite al hereje, al distinto.
¿Quiere decir todo ello que los independentistas son el enemigo? No, tomados de uno en uno sé que creen que su propuesta hará de este un mundo mejor y más justo, más equilibrado y respetuoso con todo y con todos. ¿Donde radica pues la matriz del problema? En la falacia de los dogmas que desvían la atención de los verdaderos problemas. ¿Cual es el auténtico problema? Mientras para unos solo existe precariedad, salarios injustos, recortes de las políticas sociales, merma de los derechos y libertades; para otros, para los poderosos no existen límites para su ambición, todo les está permitido y justificado y además nos los presentan como el modelo a seguir.
Tal vez, deberíamos pararnos, reflexionar y preguntar a las personas que tenemos cerca cual es la verdadera dimensión de sus problemas, cuales son los temores que les impiden vivir felices. A lo mejor, tal vez, la solución no sea una patria acotada a un territorio, sino la de los que viven oprimidos por la injusticia.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.