viernes, diciembre 23, 2005

¿Excluidos o pobres?

Ya no hay pobres, sino excluidos. Pobre es la antítesis de rico, es el concepto que puede golpear la conciencia e impulsar a mantener la lucha para que todos los seres humanos seamos iguales. Todos nacemos de la misma manera, pero ninguno puede elegir el sitio, ni la familia. ¿Alguien puede negar la evidencia que el sitio y la familia es lo que condicionará la vida de las personas?. Si, los neoliberales y los que han interiorizado el principio de ser y comportarse en el ámbito de lo políticamente correcto, los mismos que sin rubor afirman que los pobres lo son porque no sirven para otra cosa y los llaman excluidos. ¿Qué oportunidad puede tener el nacido en el seno de la pobreza, tanto en un pais del tercer mundo como entre los pobres del primer mundo?. ¿Acaso las familias sin recursos, expulsadas al extrarradio de los guetos, tienen acceso -económico, social y cultural- a la cultura y la formación? ¿Sin cultura y sin formación se puede acceder a puestos de trabajo estables y bien remunerados?...
La derecha y los poderes económicos mantienen, sin sonrojarse, que los pobres lo son porque así lo quieren, es más que son necesarios para el mantenimiento del sistema y del actual estatus social.
Lo terrible, lo que me rebela, lo que no puedo aceptar, es que buena parte de la izquierda, sobre todo, aquella que lleva años aposentada en el poder ha acabado por aceptar la existencia de la pobreza como algo inevitable y la dotado de un nuevo concepto: exclusión social. Así izquierda y derecha se han puesto de acuerdo en una fórmula mágica para ocultar la realidad: igualdad de oportunidades.
Es necesario recuperar la palabra y los conceptos para despertar la conciencia y abrir los ojos para ver la realidad.
No podemos permitir por más tiempo la pobreza continue formando parte del paisaje y del paisanaje de nuestro mundo. La felicidad de unos pocos no se puede edificar sobre la miseria y el hambre de millones de seres humanos.
Señoras y señores de la derecha: dejen de ser depredadores de su propia especie.
Señoras y señores de la izquierda: no olviden los principios que les llevaron al poder.
No hay excluidos, sino millones de personas obligadas a vivir en la pobreza, condenadas a la peor de las penas siendo inocentes.

Que la palabra florezca

Hoy, un dia cualquiera del mes mes de diciembre de 2005, en la ciudad de Barcelona, me he decidido a compartir con vosotros todo aquello que me excita intelectualmente.
Mi blog, Sembrando palabras, sólo pretende verter al exterior lo que interiormente, a veces, me ahoga y, a veces, me reconforta. No sé si aflorarán comentarios de noticias, reflexiones de lo que acontece o retratos de lo que obsevo cuando paseo por la calle o miro por la ventana. Únicamente deseo recuperar la palabra y la confidencia en un mundo que nos disuelve y nos ignora. Quiero sentir que soy un ser vivo que comparte inquietudes con otros, tanto si estan de acuerdo, como si no lo están.
Deseo que la palabra nos una y haga florecer nuevas y fructíferas ideas, nos permita sentir que no estamos solos. Somos un universo de personas que no pueden permanecer en silencio, calladas, sumisas, perdidas en la masa. Hemos de recuperar la rebeldia y hacer saber que somos y estamos, que vivimos y que queremos más. No nos conformamos con el silencio y la sumisión de lo politicamente correcto.
El poder no puede reducirnos a meras comparsas y espectadores inanimados de su ambición. Tenemos en nuestras manos la semilla de la libertad: Sembrad las palabras y floreceran las ideas, la libertad, el goce y el placer de sentirnos uno y todos al mismo tiempo.
Si perdemos la palabra seremos nada.