jueves, abril 24, 2008

Un cierto regusto amargo de Sant Jodi

La Diada de Sant Jordi, el día del libro por antonomasia, me ha dejado un ligero sabor agridulce, inclasificable con sentimientos encontrados y contradictorios.
Es bello ver decenas de miles de personas que se acercan, hojean y compran centenares de miles libros para regalárselos las unas a las otras. Pero es decepcionante observar como hay dos clases de creadores: los mediáticos y famosos, autores (¿?) de libros banales que se hartan de vender la nada de un humo huero y los artesanos de la palabra que son la comparsa de los primeros.
El libro, así tratado, deja de ser objeto de cultura y se transforma, gracias al marketing, en objeto de consumo nada diferente del Roscón de Reyes, de la coca de Sant Joan o la corbata del Día del Padre.
Felicidades a los que compraron y a los que les regalaron un libro sobretodo si se lo leen, y cualquier día le dan continuidad y vuelven a comprar otro, aunque no esté el autor para firmarlo.

Sisa, el final feliz
A última hora pude ver a Sisa entonando Sempre tindrem motius per follar com folls, fue un final feliz surrealista, iconoclasta y creativo. Menos mal.

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