jueves, abril 10, 2008

Agua para todos

Barcelona y su área metropolitana se encuentran al borde de las restricciones de agua para consumo humano. El problema es muy grave y necesita soluciones a largo plazo, urgentes, estables y sostenibles.
No es algo que nos debiera sorprender. La comunidad científica y las más importantes organizaciones ecologistas llevan años prediciendo esta situación. El cambio climático en nuestro país implica alteración del régimen pluviométrico y
sequías cada vez más duraderas. Nuestro país se verá afectado por un proceso de desertización. En lugar de enfrentarnos a la realidad hemos mirado hacia otro lado pensando que eso sería el problema de otros y que nosotros saldríamos indemnes.
El régimen pluviométrico de Catalunya se ha alterado a consecuencia del cambio climático: ha disminuido año tras año y se ha alterado la distribución espacial y temporal de las lluvias. Tenemos menos nieve en las montañas y cabeceras de los ríos e incremento de la lluvia en la zona del litoral y prelitoral donde no existen pantanos que la puedan recoger.

Sobre los trasvases
Nos hemos enfrascado en eternas discusiones sobre trasvases, ora del Ebro, ora del Ródano, ora del Segre,... como si la ingeniería fuese la solución. Esta discusión niega la mayor: la sequía afecta a todos por igual. La solución no es coger agua donde hoy brota, solución temporal para unos y problemas para otros. El trasvase del Segre no es la solución ya que este río padece lo que los especialistas llaman estrés hídrico.
Una situación prolongada de sequía como la que vivimos también afecta a los acuíferos y caudal de los ríos de los que pretendemos detraer parte. La solución no pasa por mirar lejos y diseñar faraónicos proyectos de trasvases lejanos, sino mirar cerca y contar con nuestros propios recursos. Los hay que se empeñan en pregonar el trasvase del Ródano como panacea, pero ¿acaso sabemos si los franceses estarían dispuestos? ¿Cuánto tiempo y dinero costaría esta faraónica obra? Y, sobre todo, es una solución que nos haría ser dependientes de otro país.

Desalar es más barato y sostenible
Barcelona está situada sobre los acuíferos del Besós y del Llobregat y junto a un inmenso depósito, inagotable, el mar Mediterráneo. ¿Por qué no utilizar estos recursos casi inagotables?
Hace años que es ineludible bombear millones de metros cúbicos de agua del metro para evitar la inundación de los túneles. Es cierto que estos acuíferos están contaminados por lo que habría que someterlos a un proceso de depuración riguroso, pero veamos los costes del agua según su origen:
1.- Desalación del acuífero del Besós 0,25 €/m3
2.- Agua marina 0,4 €/m3
3.- Agua del Ródano, a precio actual, 1 €/m3
En el corto plazo y dado lo perentorio de encontrar soluciones para evitar restricciones y garantizar el consumo habría que negociar recuperar caudales de riego y acelerar la puesta en funcionamiento de la planta desalinizadora del Llobregat y, al mismo tiempo, continuar el plan de recuperación de los acuíferos barceloneses.
Las desaladoras crean dos problemas que es necesario conocer y paliar. Por una parte, generan salmuera; por otra, necesitan mucha energía para el proceso. Hay que establecer un plan de minimización del impacto de la salmuera y conseguir que la energia que necesitan para sus procesos provenga, en gran medida, de fuentes energéticas no contaminantes. Junto al mar la energía fotovoltàica y la eólica tienen un potencial que debería aprovecharse al máximo.

Gestionar solidariamente
Todo ello sin olvidar denunciar la sobreexplotación del Ebro para regadíos irracionales por Aragón y Navarra. Para muestra un ejemplo ¿quién no ha observado camino de Zaragoza zonas que antes eran estepa -un ecosistema de gran valor, aunque algunos solo vean tierra yerma- y ahora son maizales, un cultivo que necesita ingentes cantidades de agua?.
El agua es un bien común y escaso y administrarla y gestionarla solidariamente una necesidad urgente.

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