La tragedia de la macrofiesta de Haloween que se ha llevado por delante cuatro vidas humanas y otra permanece en estado crítico, nuevamente nos ha puesto ante el espejo de la desfachatez y manipulaciones de responsables políticos que no dudan en mentir para salvar su cara. Y lo que es más grave: la intervención de un juez de instrucción de Madrid que prohibió la donación de órganos autorizada por la familia de una de las victimas.
Dice el juez que paralizó la intervención del equipo médico que estaba preparado para realizar la extracción de órganos que "la donación podría perjudicar las investigaciones judiciales".
Dígame señoría a qué investigaciones se refiere cuando todos hemos podido asistir al momento y las circunstancias en que se produjo la avalancha, cuando la policía amontona pruebas e informes de las causas, cuando los testimonios de las personas que allí estaban se multiplican, cuando los informes técnicos de la falta de medidas de seguridad brotan a diario,...
Dígame señoría que espera encontrar en los órganos del cadaver que ya no sepa o es que ¿acaso duda de que murió aplastada? o ¿es de esos que creen que la culpa fue del "desmadre" de las víctimas?.
Señoría, permítame, decirle que no entiendo, ni comparto su celo por encontrarlo absurdo, irracional y cruel. Si señoría cruel para las personas que ya habían sido avisadas para el transplante, cruel para las familias de esos enfermos, cruel para la familia de la cchica que fallecó que en un acto de grandiosa generosidad autorizó la donación. Es un acto inhumano y cruel o ¿es que es de los que, como la famosa presentadora de televisión española, cree que con el transplante de órganos se transplanta el alma?
A su conciencia lo dejo.
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