miércoles, enero 20, 2010

Apuesta por la pobreza

Una vez más la CEOE miente y lo hace a sabiendas. Esta organización empresarial asegura que los salarios y el elevado coste de los despidos son los culpables de que la destrucción de empleo en España sea superior a la del resto de Europa. Sin embargo, la realidad es otra. El salario medio de los españoles (21.500 euros brutos anuales) se encuentran muy por debajo de la media europea (27.036 euros brutos anuales). Con salarios inferiores sólo tenemos a Portugal, Hungria, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria; por encima Francia, Finlandia, Suecia, Austria,...hasta llegar al Reino Unido que duplica los salarios de los españoles.
Según Eurostat, la oficina estadística de la UE, estos son los salarios medios brutos anuales (antes de deducciones y retenciones):
Reino Unido 46.058
Holanda 42.720
Alemania 40.914
Bélgica 39.343
Austria 36.622
Suecia 36.586
Finlandia 36.128
Francia 32.867
MEDIA UE 27.036
España 21.500
Portugal 17.179
Hungría 9.999
Eslovaquia 8.353
Rumanía 5.479
Bulgaria 2.862
Seguro que la CEOE mira y ve por abajo los 2.862 euros de Bulgaria o los 5.479 de Rumanía. Esta impostura sólo de puede mantener:
A.- Desde la avaricia: pensando sólo en incrementar los beneficios y que unos pocos continúen acumulando una riqueza desmesurada.
B.- Desde la torpeza y la ignorancia: bajar las remuneraciones es pan para hoy y hambre para mañana, atenta contra el principio básico del sistema capitalista que se basa en el consumo. ¿Cómo se compatibiliza ganar menos y consumir más? A no ser, claro está, que lo que algunos deseen sea una sociedad fracturada en la que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres sólo aumenten su pobreza.
Pero no sólo de salarios hemos de hablar. También se deberían tener en cuenta y comparar los “salarios indirectos”, es decir, los provenientes de las prestaciones sociales y en la que España nuevamente se encuentra a la cola y por debajo de la media europea.
En palabras de Vicens Navarro “cuanta más desigualdad hay en un país, mayor es su pobreza. Y España es un ejemplo de ello. Nuestro país es uno de los miembros de la OCDE (el club de países ricos) con mayores desigualdades y, a la vez, con mayor pobreza”.
Triste futuro el de un país en el que los empresarios apuestan por la pobreza.

martes, enero 19, 2010

Esperanza Aguirre y sus recetas económicas


Dice Esperanza Aguirre "el éxito de las políticas liberales que aplicamos durante nuestro mandato se acrecienta hoy cuando se contemplan los fracasos del Gobierno socialista", sin embargo el diagnóstico de la crisis es otro cuando leemos a Paul Kruman, premio nobel de economía: “desde finales de los años setenta en adelante, el sistema financiero estadounidense, sin restricciones gracias a la liberalización y a un clima político en el que la avaricia se suponía que era buena, empezó a descontrolarse cada vez más... Este sistema desenfrenado estaba destinado a estrellarse. Y si no hacemos cambios fundamentales volverá a repetirse”.El análisis es extensible al resto de paises. La crisis económica ha sido global y sistémica.
Leyendo las declaraciones de Esperanza Aguirre sobre el liberalismo económico me ha venido a la memoria un viejo proverbio dice: el que no sabe y no sabe que no sabe es ignorante, aléjate de él; el que no sabe y sabe que no sabe es listo, enséñale. Inmediatamente Esperanza Aguirre se ha clasificado en el grupo de los ignorantes, de los que no saben que no saben, de los incapaces de aprender de sus propios errores.
Ignora que la crisis económica se ha cebado con mayor saña en los países que preconizaban mayor liberalismo y la consiguiente desregulación de los mercados y de las políticas sociales es decir, desde EE.UU, a Gran Bretaña, pasando por irlanda, Estonia o Islandia. Estos países fueron los adalides del liberalismo, los que mas firmemente apostaron por el laissez faire, los que conforman el ideal liberal de Esperanza.
¿Cual son los éxitos de las políticas liberales que preconiza Esperanza Aguirre?: el crack financiero e inmobiliario, la avaricia ilimitada, el desempleo galopante de nuestras sociedades, el endeudamiento público, … Si sólo leyera un poco en lugar de escucharse a si misma, Esperanza aprendería algo: que las verdades absolutas no existen y que salvadoras como ella son las que han conducido a la humanidad a los mayores desastres.
La ignorancia es atrevida y peligrosa. Contra ella no hay antídoto posible. Es dogmática y cerril y la puerta que cierra paso al conocimiento y al aprendizaje de los errores. Con lideresas como Esperanza el futuro pinta negro. Muy negro

martes, enero 12, 2010

¿Capitalismo? No, gracias

“Con la economía convertida en última razón, la riqueza en valor supremo y el dimero como prioridad, la incertidumbre se adueña de los ciudadanos” (Joaquin Estefanía). Esta es la lógica del sistema capitalista, es decir, de nuestra economía. Por sus leyes nos regimos y a sus normas estamos sometidos.
Tal vez, porque se encuentra en la cima de la pirámide, olvidamos lo obvio y consustancial del capitalismo, su objetivo único: maximizar la producción y el beneficio, incrementándolas permanentemente hasta el infinito. Es una lógica irracional e imposible, pero nos han hecho creer que es la única posible: que sin crecimiento no habrá empleo, que sin beneficios económicos el bienestar es imposible.
Ignoran y niegan que la economía de mercado, tal y como está planteada, permite que la racionalidad económica sea independiente de las necesidades sociales, que frente a estas impera el beneficio económico que sólo es para unos pocos. El mercado crea zonas de exclusión social y enormes bolsas de excluidos a los que, al mismo tiempo, culpabiliza de su situación como si la pobreza fuera un bien aceptado por los que la padecen y aceptable socialmente.
En el contexto social que nos ha tocado vivir los liberales siguen apostando por una regulación económica basada en las leyes del mercado, de la oferta y la demanda, ocultando que esta última suele ser, en la mayoría de los casos, una demanda inducida artificialmente basada en el consumo permanente de bienes y servicios. Los socialdemócratas no saben como conjurar los desequilibrios del tremendo gasto del Estado del Bienestar y han acabado aceptando el libre juego de las relaciones establecidas por el mercado.
Si hay alternativas
¿Es que acaso no hay solución y es verdad que el mercado ha de ser el único ente regulador de las relaciones económicas? Así será mientras el pensamiento continúe inhibido y el miedo paralice la ilusión de buscar alternativas al desbarajuste en el que nos encontramos. Mientras no pongamos sobre la mesa verdades que durante décadas fueron obvias, pero que ahora permanecen silenciadas. Por ejemplo, muchos creímos y apostamos, en su momento, por la reducción el tiempo de trabajo como método de hacer llegar a la humanidad el beneficio del progreso tecnológico y científico, lo cual, entre otras cosas, significaba un incremento del número de puestos de trabajo -pensemos que el esquema de ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho de tiempo libre, supuso crear tres turnos de trabajo en la industria, ahora sería lógico y humano que el incremento de la productividad consecuencia del progreso tecnológico se redistribuyera de nuevo y crear cuatro turnos, o que las maratonianas jornadas de trabajo del comercio también estuvieran reguladas en jornadas de dos turnos-. ¿Qué conseguiríamos con ello?Algo elemental y obvio: reducir el numero de desempleados redistribuir los incrementos de productividad que suponen las nuevas tecnologías; incrementar el número de contribuyentes; potenciar la oferta de servicios dedicados al ocio y la cultura ¿no es justo la tecnología libere al ser humano de tiempo de trabajo y le ofrezca tiempo para su desarrollo y crecimiento personal?.
Enfrente tenemos el egoísmo de los que se han apropiado de estas tecnologías como si fueran suyas en exclusiva. Los mismos que no quieren una sociedad de personas libres, sino de personas sumisas incapaces de decidir por ellas mismas. Son los que propugnan que el trabajo es una mercancía en lugar de un derecho, los que predican que la riqueza los crean los empresarios y no el trabajo. ¿De qué vale una inversión sino hay personas dispuestas a producir? Las más maravillosa de las fábricas no genera nada sin el trabajo y el esfuerzo de las personas que día a día van a trabajar.