Entre los medios de comunicación y comentaristas políticos más progresistas se está imponiendo una falsa equidistancia respecto a los úlimos sucesos políticos y, especialmente, en relación a las actuaciones de determinados jueces.
Sin pudor afirman que la crispación política i la politización de la judicatura se ha de repartir por igual entre los grandes partidos políticos, es decir, PSOE y PP.
Es una falacia, un falso pudor que puede inducir a error al ciudadano medio que vive de la immediatez de la noticia y que carece de tiempo para analizar en profundidad los orígenes y causas, nombres y afiliación política de los crispadores.
Las situaciones no son neutras, cualquier acción que implique enfrentamiento viene dada porque hay un agresor (crispador) y un agredido. Este falso tono de neutralidad que pretender estar por encima del bien y del mal, tiene un resultado evidente: no señalar al causante de la crispación y extender la idea de que todos los políticos son iguales. Y a eso digo no, hemos de decir no, porque esa es otra mentira, tan dañiña, al menos, como las mentiras de los crispadores.
A la falsedad no se le puede conbatir con otra falsedad, sino con la verdad pura y simple: señalando la mentira y a quién la dice.
Neutralidad, lenguaje politicamente correcto, equidistancia,... no dejan de ser cobardia ante la mentira y exculpación de los propagadores de falsas verdades.
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