Vivimos tiempos en los que la izquierda declina su pensamiento con claves ajenas. El pensamiento único planea sobre nuestras vidas y marca un futuro sin perspectiva, siempre mirando al pasado como único referente e imponiendo verdades falsas a diestro y siniestro.
Buena parte de la izquierda contemporánea ha perdido su valores y ha entronizado el valor del precio, la mercantilización de los derechos. Vive desnortada y a falta de ideas propias se alimenta y hace suyas las del neoliberalismo.
Vivimos tiempos oscuros que ocultan el sueño y la utopía; hemos hecho nuestra la desesperanza y la resistencia al cambio; hemos perdido la ilusión de vivir en un mundo feliz y sólo nos mueve el afan egoista de tener y acumular. Confundimos tener con ser, valor con precio, poseer con compartir, el futuro con lo immediato, ...
La pobreza, las guerras, la miseria, el hambre, los desastres ecológicos, la violencia,... forman parte del espectáculo de los media que conforman conciencias sumisas y espíritus acríticos.
Los poderosos exhiben impertérritos sus inmundicias y avaricia desmedida; los pobres son borrados de nuestras conciencias; las guerras forman parte de lo inevitable; la miseria y el hambre males necesarios;...
Afortunadamente nada es eterno. De la confusión y el caos nacerá un nuevo orden, un pensamiento vigoroso y la inevitabilidad será sólo un recuerdo del pasado. A no tardar viviremos un nuevo renacimiento y recuperaremos el gusto por lo sencillo, la búsqueda de la felicidad del ser y el desprecio del egoismo.
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