Hoy, como a la immensa mayoria de vosotros me ha despertado el ruido de la bomba etarra en el aeropuerto de Madrid y, hoy, igual que todos vosotros he vuelto a sentir asco y repugnancia por la maldita y premeditada inoportunidad de quienes fían el futuro al lenguaje de la violencia, el chantaje, el odio, la incomprensión, la muerte, el dolor y a no sé cuantas innumerables barbaridades más.
Desgraciadamente hay quienes se han despertado diciendo: ¿Veis como teníamos razón los que nunca hemos creido en la negociación y el diálogo?
Con este atentado ETA ha vuelto a segar dos vidas inocentes (por el momento desaparecidas) y ha dado carburante y ser cómplice de los que, como ellos, no creen en el diálogo porque la paz los haría desaparecer. ETA lo sabe bien y Arnaldo Otegui -miedo me da cuando lo veo- también.
La violencia sólo es cómplice de si misma, es principio y final. Los violentos no necesitan pensar, es más si pensaran de buen seguro que no lo serían.
Se me ocurren muchas cosas pero la prudencia me obliga a guardar silencio para no ser como ellos, para no responderles en el mismo tono y así darles una justificación.
Hace, escasamente, 48 horas paseaba pensando lo bonito que era poder viajar a cualquier parte y a cualquier lugar sin miedo a que una bomba me levantara por los aires sin saber el por qué. Era feliz y pensaba en la última que estuve visitando Bilbo y lo tranquilo y relajado que paseaba admirando el paisaje y el paisanaje, hoy esta visión la han intentado arruinar, pero no lo conseguirán, volveré a Bilbo, seguiré viajando a Valencia, a Madrid, a Andalucía,... y no conseguiran que el eco de su bomba me impida ser libre.
A los que han puesto la bomba y a quienes les ha faltado tiempo para decirnos ¿Veis?, ya lo habíamos dicho les digo lo mismo: Guardaosvuestro odio y vuestro miedo, vuestro afan de imponer la sinrazon.
Hoy, a pesar de todos ellos, sigo creyendo en una sola fuerza: la de la libertad, la que ellos pretenden ahogar con el miedo y el terror.
No hay comentarios:
Publicar un comentario